Hace no mucho tiempo, Kevin Roberts expresaba en su maravilloso libro  Lovemarks como era necesario el Misterio, la Intimidad y la Sensualidad en nuestra relación con las marcas. Dentro de ésta última, analizaba el papel de los sentidos como la vía rápida para llegar a las emociones humanas. El oído, la vista, el gusto, el tacto y también el olfato, eran para el CEO Mundial de Saatchi & Saatchi los elementos fundamentales para alcanzar la citada Sensualidad

A lo largo del libro Roberts se hacía algunas preguntas ¿Por qué tan pocas empresas tienen su propia fragancia? ¿Por que las empresas son tan tímidas a la hora de usar el más sensorial de los sentidos? Si cada uno de nosotros tenemos un olor personal tan característico como una huella dactilar ¿Por qué no lo tienen las marcas? ¿A qué huele una pantalla de plasma o un DVD?

Y bien, ¿A qué huele un banco? Pues a naranja y jazmín. Desde hace algunos meses, con la ayuda de A de Aroma, la sede de Bankinter desprende este olor y dentro de poco tiempo, sus cartas a clientes también lo harán. La intención de esta reconocida entidad bancaria es ir extendiendo este aroma a sus nuevas sucursales. 

Desconozco si desde la Dirección de Marketing han leído o escuchado los consejos de Roberts, lo que parece claro es que siguen las tendencias marcadas por el también autor de Sisomo. Como repite en numerosas ocasiones en Lovemarks, el objetivo es emocionar al consumidor a través de los cinco sentidos (pablo jiménez – otromarketing) 

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